Estas invasiones suponen un choque entre dos corrientes distintas: la cultura romana mediterránea y la cultura bárbara de los pueblos germánicos.
En el siglo VII se produce una verdadera fusión y sincretismo entre ambas mentalidades, dando lugar a formas artísticas propias que supone en definitiva la existencia de una nueva civilización europea.
Desde el punto de vista artístico, estas invasiones suponen la contraposición de dos concepciones radicalmente distintas:
- Simetría
- Estilización
- Gusto por las materiales ricos en color
Este arte estilizado y geometrizado es propio e inseparable del nomadismo ya que necesariamente es un ARTE MÓVIL. Es decorativo, aplicado al tejido para elaborar la indumentaria, al metal para elaborar el equipo del caballero, y al cuero para realizar los arneses de los caballos o las tiendas que utilizaban en sus esporádicos asentamientos.
La ausencia de ciudades estables en el mundo bárbaro explica la ausencia de arquitectura y de la representación del hombre y de la naturaleza a través de los bajorrelieves, estatuaria y pintura, que son los soportes habituales del arte mediterráneo, donde, por el contrario, la ciudad es la base de la sociedad.
En consecuencia, la orfebrería es el arte que resalta entre los pueblos bárbaros y encuentra su expresión a través de dos estilos: el zoomorfismo y el policromismo.
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